miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las máquinas del profesor Betini

Hace mucho tiempo, en una ciudad lejana, vivían el profesor Betini y sus tres hijos: Desy, Diu y Chos. La esposa del profesor murió de una triste enfermedad cuando los niños eran pequeños. Betini era un célebre inventor. Él trabajaba mucho: se pasaba el tiempo inventando cosas para manterse ocupado y distraer a las personas de sus penas. El profesor había inventado, por ejemplo, la máquina para espantar la tristeza y un aparato para escapar de la realidad.

Aunque estaba siempre ocupado, el profesor amaba a sus hijos. Para remediarlo, el inventor trataba siempre de hacerles sonreír. Inventaba todo tipo de máquinas para divertir a los pequeños. A Desy, la mayor, le encantaban las estrellas. El profesor Betini inventó para su hija la máquina para bajar estrellas. Con el regalo de su padre, Desy podía coleccionar los astros. A pesar de su bello muestrario, la niña no era completamente feliz.


Diu amaba la música. Ella se divertía escuchando los sonidos de la naturaleza, los animales, el mundo. Para hacerla feliz, el inventor construyó la máquina para escuchar los planetas. Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Diu podía escuchar todos los movimientos del universo. Ella pasaba el tiempo tratando de descubrir si en el infinito existía otro tipo de vida. Pero la niña no era completamente feliz.



Chos, el más pequeño de la familia, amaba viajar. Era un explorador por naturaleza. Él quería conocer los lugares más lejanos del mundo. Entonces, su padre inventó el teletransportador personal. Con la máquina de teletransportación, el chico pudo visitar los lugares más recónditos de la tierra. A pesar del sueño de su vida, Chos no se sentía completamente feliz.



Un día, el profesor Betini decidió hablar con sus hijos para saber qué les faltaba para ser felices.

–Papá, a mí me hace falta alguien con quien compartir mis estrellas– dijo Desy.

–Sí, yo creo que es lo mismo para mí. Mi máquina puede hacer muchas cosas, pero me gustaría escuchar un sonido más familiar– dijo, en seguida, la pequeña Diu.

–Papá, a mí me encantaría viajar en mi máquina y vivir las aventuras contigo– no demoró en soltar Chos.

En seguida, Betini se dio cuenta de que sus hijos no necesitaban las máquinas, sino la ternura y el cariño de su padre, pasar tiempo con él, pues era la única familia que ellos tenían.

Desde entonces, los cuatro comenzaron a divertirse y a construir los artefactos. Juntos inventaron el aparato para hacer arco iris, la máquina para atrapar pesadillas y la grúa para levantar el ánimo.

*Este cuento ha sido inspirado en la obra del artista Fito Espinosa.

5 comentarios:

  1. Con tu historia continuo un día que empezó con incertidumbre y se desenvuelve con tranquilidad. De ella extraigo la maquina para atrapar pesadillas y dejo en el bolsillo la grúa para levantar el ánimo. Voy a encenderlas... ya regreso. Buen Post ;)

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  2. se lo leeré a mi sobri el domingo! gloria

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  3. Q PAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, JAJAJA ME GUSTOO :D JAJAJ ALUCINE AL PROFESOR BETINI CON SUS GUANTES NEGROS SU MANDIL BLANCO Y SUS GAFAS REDONDAD DE ESAS Q SE EMPEÑAN COMO EN LOS ANIMES..MOSTRA GORDI GRACIAS (ojala se publike mi comment xq soy mas bestia pa esto)

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  4. Dentro de estas historias podemos encontrar mundos atractivos y de belleza deducible para cada quién, excelente.


    éxito

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  5. Después de un millón de años leí este post, me gustó mucho, sobre todo imaginar a Beto como inventor y como buen padre...jajajajaja

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