jueves, 14 de enero de 2010

¿Bailamos?


Cuando el acordeón y la guitarra hacen el amor, nace el tango.

Cecila y Meme entrelazan sus cuerpos casi todas las noches en El Caminito, en Buenos Aires. Un ensayo fotográfico publicado en el libro Historias mínimas, de Ecuador a Tierra del Fuego muestra escenas apasionantes de la pareja de baile. Los fotógrafos Ivan Kashinsky y Karla Gachet son los cómplices del frenesí.

La revista Nuestra mirada ofrece un adelanto.

http://revistanuestramirada.org/galerias/kashinsky-gachet

miércoles, 6 de enero de 2010

Caballitos en el mar


La embarcación de Totora es un símbolo de la costa norte del Perú. Una escena habitual en playas como Pimentel, Santa Rosa o Huanchaco, es el trabajo de los pescadores inmersos en el agua, sobre sus Caballitos. Luego de la marcha, los hombres del mar cargan al hombro sus balsas y las colocan sobre la arena con la proa mirando al cielo. Desde que tengo memoria, el ocre de las balsas matiza mis recuerdos de las caminatas por la playa con mi padre.

Sobre la aparición de las embarcaciones, dice una leyenda que el señor Naylamp desembarcó en la caleta de San José, al norte del Perú, para fundar y habitar el departamento de Lambayeque. El ‘enviado del viento’ atravesó el mar con su esposa Ceterni y un séquito de guerreros, todos ellos navegando en Caballitos de Totora.


En agosto del 2003, el Instituto Nacional de Cultura resolvió: “declarar Patrimonio Cultural de la Nación al Caballito de Totora, embarcación considerada como expresión de las manifestaciones tradicionales de la cultura viva que caracteriza a las comunidades asentadas en el litoral del norte peruano y que contribuye a la identidad regional y nacional”.

Fuera del mar, los pescadores se convierten en artesanos y tejen las balsas con sus manos hasta en media hora. La Totora, materia prima de las balsas, es una planta acuática que crece en los pantanos de América del Sur. Esta planta de raíces fibrosas es el principal insumo para fabricar embarcaciones que se utilizan para navegar en el Lago Titicaca y en algunas playas del Perú, así como viviendas, puentes colgantes, sombreros y canastas.

Los pescadores norteños han trasmitido de generación en generación la técnica para elaborar un Caballito de Totora. Se empieza cortando los tallos de las plantas y remojándolos en agua para que no se quiebren. Luego tienen que reposar bajo el sol. Cuando los tallos están secos, se procede a juntarlos y atarlos con sogas del mismo junco, aunque hoy algunos ‘maestros’ utilizan cordeles sintéticos. Finalmente, se recorta la masa de Totora dándole forma. El Caballito está listo para navegar.

La embarcación está diseñada para transportar a un pescador. La proa es estrecha y curva. La parte posterior, la popa, es la zona más ancha y está destinada a depositar la pesca del día o los alimentos y utensilios del pescador.

Las balsas cuestan, aproximadamente, cien soles y suelen durar poco más de un mes, debido al material del que están hechas y su desgaste por el uso. El Caballito de Totora se puede ‘montar’ de rodillas, sentado, de pie, incluso de cabeza. Para dominar estas embarcaciones se necesita equilibro y mucha fuerza en los brazos, puesto que la balsa se complementa con un remo de caña para dirigirla.

Un Caballito mide entre tres y cuatro metros de alto y puede pesar hasta 50 kilos cuando está seco. Según la tradición, el pescador que no puede cargar su balsa no debería adentrarse al mar pues no sería capaz de controlarla. Una embarcación de Totora puede soportar hasta 200 kilos de carga.


Mira este video de los Caballitos de Totora en la playa Huanchaco (Trujillo): http://www.dailymotion.com/video/x8mb24_caballitos-de-totora-huanchaco-peru_travel


No me quiero ir

Jorge Luis Borges escribió: “Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde”. Mi ausencia en el blog no ha sido tan dramática ni está justificada, pero intentaré que no vuelva a suceder, al menos no por tanto tiempo.

Poco más de un mes sin escribir unas líneas, que no sean las de mi tesis, sí que se siente como una cuerda en la garganta. Ahora he vuelto porque sin escribir, como dijo otro grande, Paul Auster, “estaba ausente incluso estando presente”.

MJ

Pd.- Les dejo una ilustración del gran Fito Espinosa para redondear mi regreso.

La chica que tomaba el agua que no calma la sed