lunes, 2 de marzo de 2009

La comunidad del pe(s)cado

El Terminal Bayóvar es conocido entre los empleados de Petróleos del Perú (Petroperú) como la instalación más serena de toda la ruta, pues la playa y el aire fresco de la brisa marina hacen lo suyo. Pero como un lunar en el rostro del paisaje, la caleta de Puerto Rico se vuelve inevitable ante los ojos de los trabajadores que a diario viajan de las viviendas a la zona industrial.



Puerto Rico -la caleta, no el país- se ubica a cinco minutos del Terminal Bayóvar, en la provincia de Sechura, en Piura. El sitio se conoce como una de las zonas más pobres del Perú, lo que resulta fácil de percibir en los rostros y las ropas de los más de 70 niños que a diario juegan a la pelota entre la tierra y la basura.

Elton tiene ocho años y una sonrisa encantadora, vive son sus padres y sus siete hermanos, y le gusta bailar cumbia. Como todas las familias del lugar, la suya se sustenta de la pesca. Con el dinero que recaudan del negocio, las familias podrían vivir con un sustento razonable, pero los hábitos poco saludables son el pan de cada día en Puerto Rico.


Nely Chapa Ruiz, representante de la Defensoría Municipal del Niño y el Adolescente (Demuna) de Sechura, cuenta que los casos de violencia familiar son reincidentes en la caleta. Por eso ha propuesto abrir una oficina de la Demuna en el corazón de Puerto Rico. Con el apoyo de la Municipalidad y de las empresas que operan alrededor del pueblo (como la petrolera estatal Petroperú y la explotadora de fosfatos Vale do Rio Doce) esta delegación atendería más rápidamente los casos de maltrato infantil y violencia familiar.

Como la mayoría de las caletas de Sechura, Puerto Rico no cuenta con agua potable las 24 horas del día. La basura se junta al costado de las casas formando pilas que son custodiadas por gallinazos. Pero la suciedad de las calles y la falta de higiene no son el detonante de la miseria, sino los malos hábitos de los pobladores. Cuentan los trabajadores de las empresas aledañas que cuando los pescadores cobran por la venta del pescado, se gastan el sueldo jugando cartas y tomando cervezas. El alcohol sube a la cabeza y de ahí se desatan los pleitos, los homicidios, los embarazos no deseados y la violencia.

Por ley, las empresas que trabajan con materias primas como el petróleo y el fosfato deben contar entre sus principios con políticas de responsabilidad social y medio ambiente. Al menos una vez al mes, las empresas de los alrededores 'bajan' a la caleta para realizar proyecciones a la comunidad: charlas de salubridad, campañas de limpieza, entrega de víveres y otras actividades educativas. El supervisor de una de ellas advierte que la solidaridad es importante para que los pobladores se identifiquen con las compañías y, a su manera, colaboren y crezcan juntos. Lamentablemente, algunos perciben la ayuda como una obligación de las empresas y (sobre)viven a la espera de lo material.

La vida en la caleta de Puerto Rico tiene el argumento de una película peruana de corte social: violencia, calles sucias, olor a tristeza y desagüe. Aún así, y con escenas de esperanza, el final de la historia está por escribirse.


3 comentarios:

  1. Majo:
    desde mi punto de vista la solución para cambiar esos "hábitos poco saludables" pasan por mejorar la educación. Creo que el aporte de la empresa privada debería pasar por patrocinar proyectos educativos de largo plazo, más allá de chocolatadas y eventos caritativos.

    He podido constatar como la educación cambió las costumbres de muchos agricultores de la zona de Sullana. Por años se trató infructuosamente de cambiar la siembra de arroz por otros cultivos que requieran de menor cantidad de agua. Hoy, muchas hectáreas se han convertido al banano orgánico, en parte, gracias a la labor educativa del Centro de Formación Binacional de Mallares, en donde los jóvenes de la zona, más abiertos al cambio, se forman como técnicos agropecuarios. Precisamente ellos son los que hoy apoyan la reconversión a cultivos que les generen menos consumo de agua, menos costos y un mayor mercado en el exterior.

    Esperemos que el Estado y las empresas privadas se animen a apoyar la educación en nuestro país. Igual, nosotros podemos presentar nuestras propuestas en cada una de nuestras instituciones.

    Saludos,

    Yuri

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  2. Yuri, tienes mucha razón. La educación y la cultura (no la de museos o exposiciones, sino la manera de pensar) son la base para buscar el desarrollo. Por eso creo que no sólo hace falta que el Gobierno o las empresas privadas donen miles de soles para programas educativos, sino que las mismas personas implicadas tengan la intención de mejorar.
    Gracias por tu aporte.

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  3. Maria Jose:

    Como crees que este pueblo puede salir de su situación actual que potencialidad ves en su gente para que pueda progresar.

    Carlos

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